La peor matanza en EE UU desde el 9/11 2001
Estados Unidos vivió este domingo 12, en Orlando (Florida) una de sus partes más tenebrosos. Un hombre de 29 años partió fuego en una discoteca sonada entre la comunidad gay, matando al menos a 50 personas e hiriendo a otras 53. Es el más vil tiroteo múltiple registrado en la historia del país. Los primeros indicios apuntan a un único tirador, que murió abatido por la policía. El atacante, identificado como Omar Siddique Mateen, era un ciudadano estadounidense de padres afganos. El presidente Barack Obama calificó la masacre como un “acto de terrorismo y odio”.
Fuentes de la investigación citadas por varios medios estadounidenses apuntan que el atacante habría llamado al número de emergencia 911 poco antes de la masacre para declarar su lealtad al Estado Islámico. Horas después del ataque, el grupo asumió la autoría del mismo en un boletín emitido por su agencia informativa Amaq. Los investigadores señalan que, de momento, no hay ninguna indicación de que la organización terrorista haya entrenado o dirigido al asaltante.
El tiroteo en el club Pulse se inició alrededor de las 2 de la madrugada, hora local, cuando había unas 300 personas en el interior del recinto. El tirador, según la policía, utilizó una pistola corta y un rifle de asalto. Primero atacó a un vigilante fuera del local y una vez dentro abrió fuego.
Nada pareció inusual al principio, pero luego el caos se desató. Inicialmente muchos asistentes creyeron que el rugir de los disparos eran fuegos artificiales o parte de la música dance que sonaba. Al poco, se descubrió lo que verdaderamente estaba sucediendo: algunos asistentes lograron escapar pero otros permanecieron atrapados dentro del recinto.
El atacante retuvo durante tres horas a un grupo de personas hasta que fuerzas especiales de la policía, utilizando un vehículo blindado y explosiones controladas, accedieron a la discoteca y mataron a Siddique. La policía cree que gracias a ello se salvaron unas 30 vidas. Del total de fallecidos, 39 personas perecieron en el club y las otras 11 en el hospital.
La matanza en el club Pulse, en una amplia y tranquila avenida cerca del centro de esta turística ciudad, vuelve a colocar a EE UU ante el pánico del yihadismo y de la violencia armada. Y condicionará las elecciones presidenciales de noviembre y los siete meses restantes de mandato de Barack Obama.