Discurso para la generación 2014 – 2017
El pasado ciclo escolar tuve el gran honor de ser padrino de generación, comparto aquí el discurso para mis queridos alumnos.
Distinguidos miembros del presídium, padres de familia, familiares de los graduados, invitados, compañeros maestros y muy estimados graduados.
Buenos días. Antes de empezar quiero agradecerle sinceramente a la generación 2014-2017 por escogerme como su padrino. Por las razones que hayan sido, por las condiciones en las que se haya dado, hoy estamos aquí ustedes y yo, y eso se los voy a agradecer siempre.
Hoy mi discurso será breve, o por lo menos eso intentaré. Hoy quiero compartirles dos cosas fundamentales que espero se queden con ustedes mucho tiempo y que las entiendan a profundidad, que las vivan. Hoy quiero decirles que no son especiales.
Este año se casarán más de 577 mil personas y casi el 20% se van a divorciar en los primeros 13 años de matrimonio. Junto con ustedes, otros 4 millones de jóvenes se gradúan de bachillerato, de este número, un millón y medio no van a terminar la carrera, y si eres mujer, tus números son aún más graves. En México, el 1% de la población se queda con el 21% de los ingresos de todo el país; si naces indígena tienes 4 veces más probabilidad de vivir en pobreza extrema; casi el 50% de las escuelas públicas no tienen drenaje, agua potable, baños o energía eléctrica. En México fracasan el 75% de los emprendimientos. Los homicidios en el país subieron 30% este año, nuestras instituciones son débiles y corruptas y nuestra sociedad es apática, pusilánime, ignorante, soberbia y terca. El mundo entero se está calentando por causa del hombre y no parece que algo vaya a cambiar. En el mundo se pierden derechos y si te encuentras dentro de alguna minoría, tus posibilidades de felicidad se reducen considerablemente
Ese es el mundo actual, en ese mundo, ustedes solo son un número de la estadística, de la que quieran, aún dentro de la categoría “más especial” solo son uno más. Al mundo no le interesan y lo más probable es que nunca lo hagan. No son especiales en el mundo real, no importa lo que les hayan dicho sus padres, familiares o algunos maestros, yo incluido. Pero a ese mundo van, en ese mundo estarán buscando “ser exitosos”, “hacerla”, “que les vaya muy bien” y otro montón de frases que decimos sin pensar. Piénsenlo, “éxito” es, en general, “ser alguien” ¿No eres nadie? ¿No les da tristeza que esa sea la definición? La vida no está en cumplir las metas, está en el proceso. ¡HEGEL, NIÑOS! La realidad no está en el momento específico en que logras la meta, la realidad está en el proceso. Piénsenlo un momento, su prepa no es este momento en el que les entregan su diploma y se pueden ir a la universidad, su prepa ES el proceso. Eso es la vida, el proceso, y si no aprenden a amar el proceso (muchas veces sin importar la meta), se están quitando la posibilidad de amar lo más real de la vida.
Ese mundo que les describí antes va a tratar de convencerte de que, como no eres especial, no importas y ahí es donde deben poner un límite, ahí es donde surge la pregunta más compleja e importante de la vida ¿quién fregados soy? Si no lo definen ustedes y lo hacen pronto, el mundo los va a convertir en estadística y su vida va a carecer de importancia, aunque se sientan muy especiales. Ustedes importan justamente cuando comienzan a entender, a saber, que no son especiales.
Esa es la oferta que les presenta el mundo, por ESO importan tanto ustedes, por eso es importante su educación, por eso es importante su cerebro y su corazón, porque ustedes tendrán que tomar decisiones en ESE mundo, no en un mundo fantástico donde no hay pobreza, no hay desigualdad, los hombres y las mujeres tienen los mismos derechos y oportunidades o el Atlas será campeón algún día. Ese mundo fantástico no existe, nunca ha existido. Vivir es una lucha constante por preservarse a uno mismo ante los demás, ante una realidad a la que le son indiferentes completamente, ante una sociedad que les exige ser iguales al resto, que les obliga a querer lo mismo que el resto, pensar y sentir como el resto, ser el resto. Ustedes importan precisamente porque el mundo de allá afuera es difícil, su vida importa porque afectará la de los demás, sus decisiones importan porque moldearán una nueva realidad, mejor o peor (espero que mejor… de todos modos, la generación anterior les pusimos la vara muy baja, con que no vuelvan a elegir a otro Peña Nieto o Donald Trump). En un mundo todo bonito sin lucha ni problemas que parecen insuperables, la vida solo sería una lista de obligaciones por cumplir sin ninguna emoción, ni crecimiento. Recuerden a Hegel cuando decía que solo la contradicción produce evolución. Gracias a que el mundo es un lugar difícil, USTEDES IMPORTAN.
Amen lo que hacen o hagan lo que amen, como sea, amen este proceso que es la vida. De esa manera, no importa cuán duro sea el momento por el cual están pasando (y créanme, cuando en la vida se enfrenten a esos problemas que parecen insuperables, entender por qué para Marx el capitalismo carece de realidad racional en términos hegelianos, va a sonar como un paseo en el parque). Y aun cuando todo se derrumba, tu proyecto de vida se cae a pedazos, tu familia se desmorona, tus relaciones no son como lo pensabas, tu coche no funciona y tu perrita está enferma, aun así, van a poder seguir adelante, porque sabrán que al día siguiente van a poder ver a sus alumnos y van a escuchar un “Rafael Elizabeth, ¿te puedo platicar algo en el recreo”? y ese pequeño gesto de confianza de quien hace meses era un completo desconocido, les devolverá la fe. A mí me sucede más seguido de lo que se imaginan (esto de recuperar la fe, no crean que mi vida se derrumba cada dos meses) y es una de las razones por las que amo mi vida. USTEDES son una de las razones por las que, para mí, ha valido la pena cada momento que me llevó a estar aquí y tener el privilegio de conocerlos, eso sí es importante.
No me creo “especial”. Conozco mis virtudes y limitaciones, pero reconozco que todos somos una mezcla de eso, virtudes y limitaciones. Pero sé que soy importante, tal vez no para todo el mundo, tal vez ni siquiera para toda mi ciudad, pero sí lo soy para un puñado de personas que me han dejado entrar en su corazón. Esas personas con las que uno conecta como ser humano son las personas que importan, que nos hacen importantes y se convierten en importantes y así, tiñen de sentido nuestra experiencia en este planeta hermoso.
Las oportunidades que han tenido hasta ahora los hacen importantes, no porque son especiales, y hoy que terminan una etapa de estudios y comienzan otra, importan todavía más. Recuerden, ser importante no es una condición que te da derechos, es una condición de responsabilidad, empatía y unión con tu especie, con lo HUMANO y al final, con la naturaleza, con el universo. Importan como seres humanos. Creerte especial es querer que el mundo te dé algo, saberte importante es entender qué cosa puedes darle al mundo.
Esto es todo lo que les quiero decir hoy: ustedes no son especiales, ustedes importan. Y ahora sí, en específico, ustedes ME importan, aunque en clase de comunicación se la hayan pasado en el WhatsApp o se la pasaran peleando con su futuro esposo, como tú… Carolina. Más allá de las bromas, de lo complejo que pudo parecer Kant, de lo divertido que es Nietzsche y de lo fan que soy de Fight Club, quiero que sepan que para mí, ustedes son muy importantes y los voy a llevar en lo que viene siendo mi corazón por mucho tiempo. Ya no soy su profe pero espero poder verlos y seguir presenciando su camino por la vida, hasta hoy, ha valido la pena. Espero también que cuando se sientan perdidos volteen al cielo, especialmente en la noche y fuera de la ciudad, ver la inmensidad del universo les va a recordar que no son especiales. Después volteen al piso, vean sus pies y sus manos y entiendan que su camino es importante. Después pueden voltear hacia atrás y espero que nos vean a los que trabajamos en hacerles un mejor camino y a enseñarles a caminarlo de mejor forma de lo que nosotros lo hicimos. Si voltean atrás y me ven, les prometo dos cosas: estar listo con una sonrisa y toda mi fe en ustedes y recordarles que el futuro está adelante… y si es necesario hasta los empujo… porque su camino importa.
Muchachos, los quiero y los voy a extrañar. Muchas felicidades Generación 2014-2017
Profesor Rafael Navarro Beltrán